11.8.14

Llegaría el silencio [fragmento]

"Se sentó en la cama. El elástico crujió y le recordó otras camas vaya a saber uno dónde y cuándo. Las camas de los pueblos hacían ese sonido que las hermanaba de algún modo. Caminó descalzo hasta el baño como si fuera lo más habitual del mundo. Orinó sólo para sentir alivio. Abrió la canilla de la ducha y un chorro miserable de agua cayó de la boca de un caño sin regadera. El agua, que debía estar fría, salía tibia. Repitió una rutina que había creído olvidada. Ahí estaba, recién levantado de la cama, duchándose para apuntalar el día aunque no pudiera determinar si el día recién empezaba o estaba a punto de terminar. Cerró la canilla y salió del baño con el cuerpo mojado. Las toallas estaban en el piso; las habría pateado al acostarse. Tomó una y se secó apenas. No le importaba humedecer las sábanas. Boca arriba sobre el colchón duro, sintió el calor del cuerpo de Paula otra vez y el suyo, un calor de humedad y de olor a jabón que no le impidió, sin embargo, volver a entumecerse entre las sábanas. Más tarde, decidiría qué hacer. Más tarde, volvería a mirar al tipo que los había llevado hasta ahí y podría observarlo con ojos despiertos y no embotados de tanto aguantar el sueño y el hambre y esa inquietud que ya no era miedo pero casi. No iba a quebrarse justo en ese momento. Tantos años -¿Años? ¿Eran años? ¿Eso eran los años?- sin dar ni un paso en falso. No, no iba a quebrarse justo en ese momento, justo cuando Paula por fin duerme y sueña y su cuerpo tiembla imperceptiblemente al lado del suyo, quieto pero caliente; caliente como si estuvieran vivos, de nuevo."

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